Siguiendo con mi particular diario de bitácora, creo que toca hablar de la que yo considero la segunda fase de la escritura de una novela, justo después de decidir qué queremos escribir: la documentación.
Una vez más, los que tengáis el dudoso
placer de seguirme en
Instagram recordaréis
esta foto y el miniconsejo que os daba en ella. Ha
llegado el momento de ampliarlo aquí... y ampliarlo bastante. ¡Vamos allá!
La documentación puede marcar la
diferencia entre un gran libro y un libro mediocre. ¿Qué es lo que hace la obra de Leigh
Bardugo tan maravillosa, incluso cuando los personajes no eran perfectos en su
primera saga? ¿Qué hizo que "Sangre de Dioses y Reyes" hiciera aguas
por todas partes? ¿Por qué "La Ladrona de Libros" nos partió el
corazón a todos? ¿Por qué "Nevernight" es tan impresionante? Pues,
entre muchas otras cosas... por el tremendo trabajo de documentación que
llevaron a cabo sus autores.
Y aquí quiero empezar con una pequeña
advertencia: el proceso de
documentación es necesario para prácticamente cualquier novela, no se limita a las históricas. La documentación es siempre necesaria, a no ser que
queramos hacer una tremenda chapuza. De verdad, voy a insistir mucho con esto:
y voy a hacerlo porque últimamente veo infinidad de novelas (sobre todo
juveniles) que adolecen de una flagrante y absoluta falta de documentación. Así
que sentaos, coged un té o un aperitivo y preparaos para leerme en plan
"profe".
Documentarse es necesario porque
nuestro trabajo como
escritores es transportar al lector al mundo del libro. Para eso crearemos un
pacto
ficcional entre autor y
lector, un universo en el que ciertas leyes básicas serán cambiadas para
adaptarse al libro - si queréis saber más sobre la teoría de los mundos
posibles, haced clic
aquí. Pero incluso dentro de ese pacto
ficcional, el lector sigue siendo un individuo con una conciencia arraigada en
el mundo real. Esto quiere decir que,
por
mucho que este lector acepte y quiera creer lo que el autor le cuenta,
subconscientemente siempre sabrá que la realidad está ahí. Y a no ser que
tratemos con niños muy jóvenes, acabará chocando irremediablemente con ella si
el libro comienza a "hacer aguas", a perder verosimilitud de un modo
inintencionado.
Pongamos un ejemplo práctico: "Sangre
de Dioses y Reyes", de Eleanor Herman. Un desastre literario como pocos he
visto en mi vida, una novela que realmente sólo puede gustar a aquellos que no
tengan la menor idea de quién fue Alejandro Magno o que quieran creerse muy
fuerte las burradas históricas que la autora coloca en el libro. La autora nos
presenta a Alejandro Magno, el ególatra conquistador, como un tullido humilde;
a su padre como un tirano; y se inventa personajes continuamente, lo cual tiene
cabida en una ficción histórica... siempre y cuando no se comporten de un modo
tan incoherente como los suyos. La novela saca al lector de la ambientación una
y otra vez, incluyendo cosas como diminutivos en una época en la que los
nombres eran tremendamente importantes. Es un libro realmente malo que tiene
una trama aburrida hasta la náusea y una construcción de personajes pésima,
pero cuyo mayor fallo es de base: la documentación es nefasta.
Comparémoslo con otra ficción histórica
que también se inventa totalmente a uno de sus personajes principales:
"Hija de las Tinieblas", de Kiersten White. White le quita todo el
protagonismo a Vlad Dracul para entregárselo a su ficticia hija Ladislav, una
sanguinaria y determinada joven que no se parece gran cosa a las otras mujeres
de su época. Pero la novela funciona,
y funciona tremendamente bien, porque White nos presenta una recreación
histórica magistral. Paisajes, costumbres, modos de hablar, eventos
históricos... todo está cuidadosamente entretejido en el tapiz de la novela, de
tal modo que cuando White nos aleja de la historia para hacernos creer que Lada
Dracul fue real estamos ansiosos de creérnoslo.
¿Significa esto que la documentación solo
es importante si tratamos con novela histórica? Realmente, no. He elegido estos
ejemplos porque son muy claros, pero quizá algunos recordaréis que en mi reseña
de "
El día que sueñes con flores
salvajes" me quejé
enormemente de la nula documentación respecto a la cultura nativoamericana por
parte de la autora. El libro hace aguas por todas partes y la falta de
documentación es especialmente flagrante en él.
Si vas a plantar en tu novela un personaje
de una cultura distinta a la tuya, necesitas documentación para no caer en un
repulsivo paternalismo blanco; si vas a situar tu novela en un lugar que no
conoces, necesitas documentación para no describirlo como si simplemente
hubieras visto fotos en Google; si vas a meter un personaje con un trastorno
mental o una enfermedad, necesitas documentación para no representar a esa
gente de mala manera; si vas a crear un mundo fantástico con tres soles y tres
lunas, necesitas documentación para saber cómo afectaría esa situación a tu
planeta inventado; incluso en un caso tan sencillo como el de un personaje que
tiene una profesión que no es la tuya... necesitas documentación.
¡Bien! Dada esta chapa, os voy a mencionar
dos cosas que es muy importante tener en cuenta en este proceso:
- El tiempo que dedicas a
documentarte, a buscar información y a empaparte de todo aquello que necesitas
para escribir una buena novela, es escribir. Toda esa cantidad de trabajo
hará tu novela mucho mejor y te ahorrará mucho tiempo en el futuro; y además,
la hará mucho más atractiva para editoriales. Valora ese tiempo y siéntete
satisfecho por tu trabajo bien hecho, porque es muy importante y además puede
resultar tremendamente interesante, sobre todo si te gusta el tema del que
estás escribiendo.
- La documentación jamás termina.
Mientras sigas escribiendo tu novela seguirás descubriendo nuevas cosas,
aprendiendo sobre hechos e información que querrás incluir. Siempre estará ese
momento de "¿Esto sería así? Voy a comprobarlo...", y esos momentos
darán mucha calidad a vuestra obra.
Y ahora... ¡unos consejillos sobre cómo
documentarse! Desde lo que me funciona a mí, como escritora idiosincrática y
sin promesa de que esto vaya a funcionarle a absolutamente todo el mundo, estas son mis recomendaciones:
- Inspírate. Lee todos los
libros que puedas del tipo del que quieres escribir el tuyo. Si quieres
escribir una novela de intrigas victorianas, lee novelas de intrigas
victorianas y fíjate no sólo en la ambientación histórica, si no también en
cómo están construidos los personajes; el tipo de lenguaje que se utiliza; cómo
avanza la trama... todo ello te ayudará a escribir una novela más completa y
consistente.
- Si tienes la oportunidad, intenta ver películas que tengan
que ver con tu novela. Te ayudará muchísimo a la hora de sumergirte en la
ambientación y a crear descripciones más vívidas, más intensas y creíbles.
- Usa Internet. Es una
herramienta increíble con una gran cantidad de información disponible: pero
asegúrate de filtrarla. No todo lo que está en la red es cierto, como ya
sabrás...
- No dudes en utilizar bibliografía variada. Acude a
la biblioteca, lee monografías que puedan servirte. Sí, esto se parece
tremendamente a estudiar... pero, ¿desde cuando es un problema estudiar algo
que nos encanta?
- Si tienes a tu disposición a personas
que puedan hablarte de primera mano sobre el tema, no dudes en preguntarles.
Muchas veces los profesores de Historia de institutos y universidades están
encantados de echar una mano a alumnos que quieran escribir sobre su
especialidad (cielos, yo lo estaría, y mucho...). Y además de esto, Internet
puede ser de mucha ayuda una vez más.
¡Y eso sería todo por hoy! Espero que esta
macroentrada os haya convencido de la importancia de una buena documentación, y
que os pueda servir de ayuda a la hora de documentar vuestras propias novelas.
¡Mantened las espadas afiladas!